A falta de poco más de un mes para que dé comienzo la Fiba World Cup, son muchas las selecciones que presentan bajas importantes entre sus estrellas. Nombres como Wembanyama, Embid, Lorenzo Brown, Sabonis, Calathes, Sloukas, Andrew Wiggins, Ben simons, y los recientemente Micic y Nikola Jokic, se suman a las ausencias de la lista de USA, que presenta un equipo, aparentemente pobre en comparación con eventos anteriores.
Tanto la Copa del Mundo de Baloncesto como los Juegos Olímpicos son eventos prestigiosos y únicos en el mundo del baloncesto, pero da la sensación que muchos jugadores prefieren reservarse para los próximos Juegos Olímpicos de París, que se disputaran el verano del año que viene.
Obviamente habrán muchos y diferentes motivos por los que se originan estas bajas pero pese a que ambas competiciones son importantísimas en el palmarés de cualquier selección, el contexto o la percepción que tienen jugadores, aficionados y países participantes es de que los Juegos son demasiado prestigiosos o simbólicos como para no formar parte de ellos. Si no que pregunten a Pau Gasol, y toda su lucha para poder disputar sus quintos y últimos Juegos de Tokyo.
Paris Basketball
Paris, como ciudad anfitriona, se prepara para brindar un escenario espectacular, fusionando el baloncesto con la elegancia y encanto característicos de la capital francesa. La relación de la ciudad con el baloncesto es profunda y muy variada, aunque la primera imagen que nos venga a la cabeza sea la de Jordan con la Torre Eiffel de fondo, el Quai 54 o la NBA Europe Games.
Sin duda el Branding de esta ciudad es increíble.
Desde hace décadas, el baloncesto callejero ha florecido en las calles de París, con emblemáticas canchas como Pigalle, Champ de Mars, Stalingrad o Sons of Jempaes entre muchas otras. Estas canchas han servido como puntos de encuentro comunitarios, donde la diversidad y el compañerismo se mezclan con la emoción del juego, creando una cultura entorno a la bola.
Con los Juegos a la vuelta de la esquina, estas canchas cobran aún más relevancia ya que se convierten en símbolos de la vitalidad del baloncesto callejero en la ciudad. Es por eso y por la inclusión recientemente del baloncesto 3×3 como nueva disciplina olímpica, que la Federación Francesa de Baloncesto ha emprendido un ambicioso proyecto de renovación de canchas callejeras, buscando revitalizar estos espacios.
De este tema os hablamos, a parir de la cancha Docteur-Calmette, en uno de nuestros artículos pasados que puedes repasar aquí.
El baloncesto 3×3, con su estilo callejero y dinámico encarna la esencia de la cultura de los deportes urbanos. Con la renovación de estas canchas, se aspira a inspirar a futuras generaciones de atletas y fomentar el espíritu comunitario, creando un nexo de unión entre barrios y celebrando la pasión por el baloncesto.
No obstante hay un seguido de canchas que son el corazón palpitante del baloncesto callejero parisino y un recordatorio para todos los ballers del mundo.
Si estás en París, tienes que conocer estas joyas:
Pigalle Duperré
Probablemente la más icónica, o almenos la más instagrameable. Única en su estilo, las líneas de la cancha se mezclan con vibrantes colores, creando una atmósfera que combina el deporte con la expresión creativa.
Champ de Mars
Ubicada a los pies de la majestuosa Torre Eiffel, es un escenario pintoresco donde el baloncesto se fusiona con la belleza icónica de la ciudad. La estampa que ofrece Champ de Mars es la que presentamos tanto en la nueva camiseta Paris Tee como en nuestro print “La vie est Ball”.
Una auténtica maravilla.
Paris Tee 
La vie est “ball”
Sons of Jemmapes
Sons of Jemmapes es otro epicentro del baloncesto callejero, donde jugadores de todas las edades y habilidades se reúnen para competir y disfrutar del deporte en su forma más pura. Esta cancha es más que un simple espacio deportivo; es una comunidad en sí misma, importantísima en la cultura baller parisina.
Stalingrad
En el corazón de la ciudad, Stalingrad es más que una cancha de baloncesto. Es un punto de encuentro para la comunidad, donde la diversidad se mezcla con la emoción del juego bajo las vías del tren. Una cancha singular no, lo siguiente.
En resumen, la relación de París con el baloncesto es una fusión de tradición, comunidad y entusiasmo. El baloncesto se ha arraigado en el tejido cultural de la ciudad, uniendo a personas de diferentes ámbitos y celebrando la pasión compartida por el juego en una de las ciudades más icónicas del mundo.
¡Nos vemos durante los próximos JJOO baller!